martes, 4 de septiembre de 2018

Papa y Mama se separan ¿como afectan al niño?



En el devenir diario te encuentras con un sinfín de nuevos conceptos y prácticas que llaman la atención por estar relacionados con situaciones que no deberían existir y menos ser llevadas a cabo por personas adultas y que se suponen maduras, guías y protectores de los niños ellos son “Los padres y las madres” esas personas que un día se unieron y decidieron dar vida, el nacimiento de un hijo trae innumerables responsabilidades y deberes que cumplir, uno de esos deberes es Proteger y brindar un entorno sano y seguro.
En ese proceso constante de investigación al que me lleva el tratar de alzar mi voz en contra de Violencia Infantil me encuentro con el “Síndrome de alienación parental” o SAP y lo primero que pensé fue: este síndrome no debería existir porque los "Adultos" deberían tener el grado de madures suficiente para resolver sus diferencias sin afectar a los niños o por lo menos tratar de causar la menor daño posible, ya que la separación de los padres por si sola produce una serie de sentimientos en ellos.
El Síndrome de Alienación Parental o SAP es un conjunto de síntomas, que se produce en los hijos, cuando un progenitor, mediante distintas estrategias, transforma la conciencia de los niños con objeto de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor. Para aquellos que no lo conozcan, el SAP o síndrome de alienación parental, es un concepto acuñado por Richard Gardner en 1985, en sus estudios sobre divorcios conflictivos o destructivos, y que se refiere al conjunto de síntomas que se produce en los hijos, cuando un progenitor, mediante distintas estrategias, transforma la conciencia de los niños con objeto de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor. Esto a simple vista parece de película de terror psicológico, desafortunadamente ocurre más de lo que uno se puede imaginar, y Gardner decidió darle dicho nombre y además es una forma más de maltrato infantil.
La familia es sin lugar a dudas desde tiempos inmemorables la base fundamental de la sociedad, un Grupo de personas formado por una pareja (normalmente unida por lazos legales o religiosos), que convive y tiene un proyecto de vida en común, y sus hijos, cuando los tienen. Así es, en algunos casos para toda la vida, en otros casos menos afortunados sobre todo en esta sociedad tan dinámica y convulsionada que vivimos llega a su fin y ocurre lo inevitable “El Divorcio” palabra tan temida en ese núcleo, sobre todo para los niños.
La separación de los padres no es fácil para nadie, sufren los padres, y los niños además de sufrir la separación y el trauma que conlleva este proceso tienen que en algunos casos tomar partido, y aquí comienza el maltrato o el Síndrome de alienación parental.
Algunos lo llaman “el maltrato invisible”, y es invisible porque no deja huellas aparentes o físicas puesto que es maltrato psicológico y a menudo es el tipo de maltrato más difícil de reconocer porque sus cicatrices no son visibles a simple vista. A diferencia del maltrato físico y sexual, éste no deja marcas, heridas u otras evidencias físicas. Por otro lado, el maltrato psicológico puede darse en diferentes ámbitos de la vida: lo pueden ocasionar las parejas, la familia, puede ocurrir en la escuela (bullying). Pero Independientemente de donde se manifieste este fenómeno, los efectos a largo plazo pueden ser duraderos, invisibles, devastadores e incluso pueden acompañar a la persona afectada para resto de su vida, especialmente si el abuso se produce en edades tempranas o no es tratado por un especialista.
Todos los padres de alguna u otra manera ejercen influencia en los hijos. Y creo que de eso se trata fundamentalmente la tarea de educar, de formar en valores, de influir positivamente en la conducta de los hijos, de fortalecer la autoestima de los pequeños, en la formación de sus valores, normas y actitudes. Esa capacidad de influir en nuestros hijos trae consigo una gran responsabilidad que se debe asumir con seriedad: “evitar la manipulación” es una de las principales tareas para los padres.
Por cuanto son ellos los responsables directos del desarrollo emocional y equilibrado de los hijo y eso requiere según Carlos Pajuelo en http://blogs.hoy.es/escuela-de-padres que, “por parte de los padres, se trasmita que existe una aceptación incondicional del hijo, pero no de sus conductas que lógicamente necesitan de límites y regulación. Esta aceptación incondicional requiere también que ambos progenitores pongan a salvo, en presencia de sus hijos, la imagen del otro progenitor, y para ello es requisito imprescindible no hacer explícito que los hijos tomen partido, juzguen o evalúen la conducta de sus padres. Hablar mal a los hijos de uno de sus progenitores es una manera de infligir maltrato a nuestros hijos porque, por un lado les obliga a decantarse por uno u otro, y por otro, le haces sentirse culpable por amarlo. Nos encontramos pues ante una consecuencia indeseable de las disputas entre adultos, como es la que se puede dar en una separación/divorcio, que es la de dar información a los hijos con la finalidad de que participen, como si de adultos se tratase, en dicha disputa.”
A mi modo de ver no solo envenenas a tus hijos, le causas dolor y angustia y aunque tú creas que les estás contando la verdad cuando los predispones contra el otro padre, realmente lo que estas logrando es el sufrimiento de tus hijos y por consiguiente caes en el maltrato psicológico.
Papa y Mama, no le causes este dolor, trauma o sufrimiento a tus pequeños, recuerda que son NIÑOS y es tu deber brindarles amor, respeto y sobre todas las cosas un entorno seguro.

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